dilluns, 18 de febrer del 2013

Recull de premsa; Miquel Pucurull, 74 años: " Me jubilé... y a estudiar "

L'atleta i periodista de La Vanguardia Sergio Heredia li fa una entrevista a un dels nostres atletes. Us l'adjuntem:

Miquel Pucurull, 74 años: "Me jubilé... y a estudiar"

Se jubiló como director comercial de Gestetner hace nueve años; ahora estudia, agita la red social y corre . Comercial por profesión y atleta por vocación, defiende sus tesis en Twitter y Facebook, sus herramientas diarias "¿Mi mayor alegría...? A los 68 años, cuando aprobé el ingreso en la facultad de Sociología"


Desde hace meses, Miquel Pucurull anda a vueltas con la rodilla derecha. Se la fastidió bajando de Montjuïc, al tropezar en las escaleras mecánicas, y desde entonces... ¡mecachis! "No sé lo qué me hice, pero me duele, me duele", dice, mientras mira la rodilla, la acaricia, la retuerce y la pone a prueba, ahora unos saltitos, ahora un correteo por el parque. Para volver a ponerla al día, Miquel -quiere ser Miquel, y sólo responderá si se le tutea- ha hecho de todo: masajes, ultrasonidos, musculación en el gimnasio, ejercicios en la piscina, sesiones combinadas de correr y caminar. "Incluso subo a pie hasta casa. ¡Nueve pisos!", dice, jovial y cordial, inspeccionando a su interlocutor, el mismo interlocutor al que antes, en el instante del saludo, ha acogido con un abrazo.
 

Ahora la rodilla ya chuta. "Pero no creas, no creas...", dice, esta vez señalándose ambas piernas. "Mira: la pierna izquierda está dos centímetros más ancha que la derecha. Es lo que pasa cuando inhibes de una pierna y cargas de la otra". Es fácil comprobar el desequilibrio. Se ve de un vistazo: Miquel luce mallas, una de las herramientas predilectas de todo corredor urbano.

Miquel luce las mallas y una camiseta técnica, y se le ve bien por el parque de l'Escorxador, escenario de muchos de sus entrenamientos, a un paso de su casa de la calle Llançà, donde vive con su mujer, Felicitat (las bodas de oro, este mismo año). Otras veces, Miquel se va avenida Tarradellas arriba, busca la Diagonal y alcanza el parque de Cervantes. Y luego venga de vuelta. Miquel -siempre Miquel, ya lo saben- corre seis días a la semana, con frecuencia diez kilómetros, excepcionalmente veinte, y lo hace con un plan. Algunos fines de semana, carreras de 10 kilómetros. Otros, medios maratones (ayer disputó el de Barcelona). Y en el horizonte, a un mes vista, la Marató de Barcelona (ya ha superado la mítica distancia en 42 ocasiones).

En la conversación, en la cafetería, se pide un cortado descafeinado, se sienta de perfil y pregunta. Pregunta y pregunta, como si hubiera decidido adoptar el papel del entrevistador, y escucha en silencio, con la avidez de quien nunca se cansa de aprender.

Cuando al fin habla, cuenta que apenas tiene estudios, que fue el hijo de los porteros de una finca del Eixample, que se hizo sastre a los doce años, como su hermano, que también trabajó en la Hispano Olivetti y que a los 25 años, consciente de que nada de lo que había estado haciendo le permitiría ganarse la vida, se hizo comercial. "Me pasé 38 años en la Gestetner, compañía de impresoras, fotocopiadoras y toda suerte de herramientas similares, y allí me formé profesionalmente. Me jubilé a los 65, cuando dirigía el departamento comercial, y me pareció un momento perfecto para hacerlo: me hubiese dolido que me hubieran prejubilado, y tampoco me interesaba seguir trabajando más allá de los 65...".

-Y desde entonces, ¿qué? -hay que aprovechar a preguntarle, ahora que ha asumido su rol de entrevistado.

-Pues he hallado la combinación perfecta para un jubilado: tengo salud (rodilla al margen) y estoy cubierto económicamente. ¡Hágase un plan de pensiones, ahora que es joven...! -propone.


Olvídemonos de la rodilla: Miquel está fuerte como un roble. "Desde que corro, y empecé a hacerlo en 1979, cuando estaba gordo, trece kilos más que ahora, no he vuelto a enfermar. Bueno, sí, una vez pasé un día en la cama con gripe...".


Y olvídemonos de la economía: a Miquel, ese asunto no le preocupa.


Solventadas las preocupaciones, es la hora de pasárselo bien. Y Miquel se lo pasa bien buceando en las redes sociales, como Facebook o Twitter (puede firmar una treintena de tuits en un día: habla de deporte, pero también de política). "No tiene mérito, basta con disponer de tiempo", dice. Y también se lo pasa bien en la universidad. Se jubiló, y decidió que probaría aquello que no había hecho de joven. Se ha dicho ya antes: en su juventud, no había podido estudiar. "Mi mayor alegría vino cuando supe que había aprobado el examen de ingreso a la Facultad de Sociología de la UB -dice-. Me sentía como un niño: ¡corría por las mañanas e iría a clases por las tardes!". Se metió a fondo en el universo universitario, pero le sobrevino un susto: cumplía los 68 cuando le sorprendió un fallo de memoria. Ocurrió tras un examen, en la cafetería de la facultad, mientras revisaba las preguntas con los compañeros, jóvenes universitarios.


"Tenía las preguntas delante, y no entendía nada. Había hecho el examen media hora antes, y era como si eso no hubiera ocurrido. Me asusté. Supuse que el estrés de las calificaciones me superaba. Así que decidí cambiar el chip. Iría a clases sólo de oyente, sin examinarme". Y así se estuvo los cuatro cursos de la carrera. Acudió a todas las clases, pero nunca se licenció. "¿Y qué...? -arquea la ceja-. Me lo pasé muy bien. Había saciado mis carencias universitarias y había reconfortado a mi nieta, que a los catorce años me abroncaba. Cuando tuve el susto, el fallo de memoria, me había dicho: 'Pero oye: ¿para qué quieres el título? ¿Para llevártelo al nicho?'. Y tenía razón, claro".


No tuvo suficiente con los cuatro años de Sociología: siguió estudiando. "Algo más ligerito -matiza-. ¿Conoces la universidad de la experiencia?", suelta. El interlocutor no tiene ni idea.


"A ella acuden los mayores de 55 años -dice Miquel-. Cuatro horas a la semana, dos días, miércoles y jueves por las tardes. Yo estudio Historia. Historia del Arte, de la Música y del Cine. Esta última me está apasionando. No hay exámenes ni trabajos. Sólo me piden que vaya. Somos unos 25. Todos, oyentes. Y así mantenemos las mentes despiertas".


Entre pitos y flautas, Miquel tiene el cuerpo y la tecnología al día. Come bien, duerme mejor, en casa escucha a Felicitat, que toca el piano en la sala contigua, conversa con sus dos hijas -Elisenda, la mayor, fue una maratoniana de primera línea en los ochenta y los noventa-, y no para en las redes sociales. "Leo diarios por las mañanas, en papel y en el ordenador, escucho tertulias radiofónicas, y me siento responsable políticamente. El hombre es político por naturaleza. La vida le obliga a participar. Por eso, tuiteo".


-Y ahora, ¿qué hacemos con la corrupción? -se le pregunta.


-Bueno... siempre ha sido así. Pero estamos saturados de malas noticias. Y la ilusión independentista que teníamos hace unos meses (así se proclama abiertamente: independentista) se ha venido abajo como el suflé. Ahora estamos a vueltas con los toros como valor nacional, mientras no se resuelve el asunto de la dación en pago. La gente se tira por el balcón. ¿No van a hacer nada?


Le da una vuelta a la idea. Se despide con un abrazo, caminando de puntillas (la rodilla le duele, pero ahora la ignora), y por la tarde vuelca sus reflexiones en Twitter. Lo lleva en la sangre.

http://www.lavanguardia.com/vida/20130218/54365490877/miquel-pucurull-74-anos-me-jubile-y-a-estudiar.html

9 comentaris:

  1. Fantàstica l'entrevista i l'entrevistat.

    No volia veure el final, doncs se m'ha fet curta.

    Enhorabona mestre !!!

    Una abraçada,

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  2. A l'entrevistat li ha faltat temps per veure amb quina passió el seguim tant i tants al Sr Pucurull (quan el veig li parlo de tú, quan em refereixo a ell és el Sr Pucurull).

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  3. Fa molts anys que conec en Sergio Heredia , un dels millors migfondistes catalans de la seva època, i m'alegro molt que ara sigui també un gran periodista que està fent carrera en un diari de la importància de La Vanguàrdia. Encara me'n recordo de les seves cròniques des dels EUA dies després de l'atemptat de l'11-S on havia anat a córrer una cursa i va quedar atratpat pel bloqueig.

    Del Sr. PUCURULL ( com bé diu en Ferran, un s'ha d'aixecar de la cadira quan se l'anomena ) poc més es pot dir; un exemple de voluntat i sobretot un esperit jove de 74 anys.

    Quin gran goig que defensi ara la nostra samarreta !!!!

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  4. Pucu, ja saps que jo de jove vull ser com tu. Fantàstica entrevista!! Per cert, ara mateix vaig a fer-me 'follower' teu del Twitter.

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  5. Moltes gràcies, amics.

    Com diu en Jaume, defenso la vostra samarreta. I ho faig molt content de dur-la. Altra cosa és si, amb els temps que faig, podeu sentir-vos contents vosaltres, que formeu un club selecte del món del córrer.

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  6. Miquel, crec que puc parlar en nom de tots els membres del club, i et puc assegurar que no només ens sentim contents de tenir-te amb nosaltres, sinó que n'estem molt orgullosos de poder comptar amb tu.

    La vàlua d'un atleta no només es mesura amb el temps o la posició en una cursa.

    Cal dir, també, que personalment estic molt orgullós de tots i cada un dels nostres socis.

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  7. Moltes gràcies, Jaume.
    Certament, m'hi trobo molt be al club.

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  8. Miquel, a veure si t'animes un dia i canvies la teva inestimable carretera de les aigues per les Franqueses i fas el teu pertinent entreno on, com no, no faltaria després,un bon entrepà mentres la fen petar amb una bona xerradeta,.
    L'Eva segur que també s'apunta, es una seguidora i fan teva, de les cartes que envies als directors dels diaris.
    Un honor que vesteixis els colors del club A4elkm.

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  9. Sou bona gent, Toni. De debò, molt bona gent.

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